Sinergia entre la Ley y el Derecho
agosto 09 2020 | Pensamiento humanista
Palabras del Secretario de Gobernación, Carlos María Abascal Carranza, durante la Ceremonia de Inauguración del Segundo Congreso Nacional “Cultura de la Legalidad e Informática Jurídica”, realizada en la explanada de la dependencia.
México, D.F., 03 de octubre de 2005
En el marco del Segundo Congreso Nacional “Cultura de la Legalidad e Informática Jurídica”, el Lic. Carlos Abascal pronunció un discurso que vale la pena rescatar, dada la creciente desconfianza de los ciudadanos en torno a las leyes recientemente promulgadas, por ejemplo: las Reformas Estructurales.
Hoy en día, México transita hacia el perfeccionamiento de su democracia, por medio de instrumentos esenciales para preservar el federalismo, la transparencia, la libertad de expresión y muchos otros elementos que contribuyan al pleno desarrollo de los mexicanos. Tales instrumentos son las leyes.
“La Ley es fundamental en la organización de las sociedades. La Ley es la antítesis de la discrecionalidad, de la corrupción y, como tal, es clave para la armonía social y el desarrollo”.
Sin embargo, existe otro elemento fundamental que sustenta el origen y permanencia del orden jurídico, y que muchas veces se prescinde de él a pesar de ser incluso parte de nuestra condición como seres humanos: el Derecho.
“Si bien la Ley es fundamental, todavía más importante es el Derecho. El Derecho entendido como lo recto, según la medida de lo justo, como lo que nos conduce de manera más directa a construir las relaciones entre las personas de manera armónica”.
No sólo se debe poner énfasis en el cumplimiento de la legalidad, las leyes y el Derecho deben coadyuvar de tal manera que no haya cabida a excepciones. Más que una imposición, las normas deben ser consecuencia de nuestra firme creencia en la justicia y la forma recta en la que debemos guiarnos.
“Si las personas queremos vivir en armonía, necesitamos desarrollar esa voluntad firme, decidida, permanente, de dar a cada quien lo suyo. No sólo desde la perspectiva de la letra de la Ley, sino del espíritu del Derecho. (…) Es necesario hacernos cargo de que el derecho ajeno es responsabilidad de los demás. Mi derecho es tu responsabilidad, tu derecho es mi responsabilidad”.
Es necesario partir del postulado de que no hay derechos sin obligaciones, y viceversa, pues “el Derecho y la Política, desde los griegos, han ido de la mano siempre en occidente, por lo que la forma ideal de lo político es el Estado de Derecho al que algunos describen como el gobierno bajo el imperio de lo justo”.
Pero la historia no es suficiente, hace falta la convicción del ser humano para lograr lo inimaginable. Nosotros, los ciudadanos, apelando a la experiencia propia y de nuestros antepasados, necesitamos trabajar para que las leyes y el Derecho vayan de la mano.
“La persona es el sujeto de la política que necesita apoyarse en el derecho para realizar su misión. (…) La persona, reitero, es el eje de la democracia; la persona es el eje del derecho; la persona es el eje del Estado, es la medida de nuestra responsabilidad mutua y de nuestra realización colectiva e individual.”
Sólo nosotros, los mexicanos, podemos crear un país en el que las leyes y el derecho no sean elementos que se contraponen, sino dos componentes de un concepto básico para la vida en sociedad: la justicia.
Lee el discurso completo aquí.