Hacia una cultura de respeto a la Constitución Política

septiembre 22 2020 | 31 cuadro 1

Palabras del Secretario de Gobernación, Carlos María Abascal Carranza, durante la ceremonia “Febrero, mes de la Constitución y del Estado de Derecho”, que se llevó a cabo en el Salón Revolución de esta dependencia.
México, D.F., 07 de febrero de 2006

El pasado 4 de junio, se llevaron a cabo elecciones en el Estado de México. Este ejercicio sirvió para vislumbrar las fallas y aciertos del proceso electoral, desde la perspectiva de los partidos políticos, las instituciones encargadas de dirigir esta jornada y; por supuesto, la ciudadanía.

Días después de este acontecimiento, uno de los partidos políticos participantes tomó la decisión de impugnar los resultados, debido a la poca transparencia y respeto a la ley que dominó en el proceso, según sus declaraciones.

Ante este suceso, cabe destacar las palabras del Lic. Carlos Abascal sobre la importancia del respeto a nuestra Constitución Política, para que se concreten con total legalidad los distintos procesos que componen la vida democrática del país.

El ex Secretario de Gobernación inició su discurso afirmando que “la legalidad es la antítesis de la ilegalidad, de la discrecionalidad, de la corrupción; la ley es, sin duda, es clave para la armonía social y para el desarrollo”.

México es una de las naciones que cuenta con más leyes, todas encaminadas a hacer “posible la construcción de la justicia social, del bien individual, del bien común”, de ahí la importancia de insistir en su cumplimiento, pero, sobre todo, su comprensión.

Un país democrático no es el que llena de leyes su constitución, sino aquel que hace uso de las herramientas políticas e institucionales para llevar a la sociedad hacia una convivencia en armonía, acciones como el proceso electoral son ejemplo de ello.

Durante las elecciones, la población deposita su confianza en los líderes que se encargarán de crear el entorno adecuado para una vida digna. Y la forma de enfrentar ese gran reto, es mediante una educación que se base en el entendimiento del Derecho, pues sólo con él:

“La vida social deja de ser una mera coexistencia, para convertirse en convivencia, en la que la medida de lo justo nos atañe absolutamente a todos, pues si las personas queremos vivir en armonía, necesitamos desarrollar la voluntad firme, decidida, permanente, de dar a cada quien lo suyo”.

La historia nos ha demostrado que el Derecho siempre ha estado enfocado en la protección de los derechos humanos, y el instrumento en el que se materializa esta ardua labor es la Constitución Política.

El Derecho y la política, desde los griegos, han ido siempre de la mano, por lo que la forma ideal de lo político es justamente el Estado de Derecho, aunque algunos lo describen como el gobierno bajo el imperio de la ley. No es que la Constitución imponga el Derecho por encima del poder, es que es necesario que el poder político tenga un cauce a través de la Constitución.”

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el instrumento que rige nuestro comportamiento, y nace de la voluntad y exigencia de los ciudadanos. Por ello, es importante inculcar en cada uno de nosotros, desde pequeños, la búsqueda del respeto a esta, no por el documento per se, sino porque representa el respeto a nuestros semejantes.

Como diría don Carlos Abascal: “(La Constitución) es más bien como un plan de ruta que responde, en efecto, a la esencia del ser humano, a sus derechos fundamentales, pero también a la forma de gobierno que una sociedad escoge para construir la viabilidad de la justicia social y del bien común”.

La meta de cualquier estado democrático sería llegar a un modo de vida en el que el respeto a las reglas no se exija, sino que se manifieste de forma natural y sin necesidad de acudir a un documento. Sin embargo, para llegar a ese punto es vital que creemos y creamos en elementos como nuestra Constitución Política.

Si bien el camino aún es largo, el rumbo está trazado, sólo es cuestión de seguir adelante unidos y comprometidos con nuestro país.

Para leer el discurso completo, da clic aquí